Delirios de una noche de verano.

Las farolas parpadean, se apagan, pero no ha amanecido aún. Vuelven a encenderse, emanando una cálida luz. La música a piano acompaña la noche, incita a los corazones rotos a derramar lágrimas. La luna ayuda a los escritores enamorados a expresar sus ganas de vivir. Huele a hierba recién cortada. Nunca me ha gustado el holor, pero esta noche, no necesito nada más. Solo respirar, con eso me vale. Respirar, escuchar, observar. Vivir. La melancolía acompaña mi mente, no es dolor, no es felicidad. Melancolía. Me falta algo. Miro la luna con ansia, la necesito poseer, pero cuanto más intento acercarme, más se aleja ella. Es caprichosa, no quiere que la alcance, solo quiere que la mire. Hoy jugaremos a tu manera.
Una llamada inunda mi alma ahogada en el silencio. Interrumpes mi calma. ¿Quién eres? "Papá" aparece en la pantalla. Al parecer, es tarde para estar en la calle a estas horas. Supongo que tiene razón, soy pequeña aún. Lo siento luna, me reclaman. No quiero dejarte sola, pero más aún, no quiero que me dejes sola.
Lo siento, lamento estas lágrimas que caen acompasadas con las notas del piano, lamento que me veas llorar, luna. Pero, a la vez que acompañas, me quitas el calor, y las ganas de vivir.
Ahora mismo, querría no volver nunca a casa. Quiero desaparecer, no del mundo, de mi vida. Quiero que mis amigos desaparezcan, que desaparezcan mis sentimientos. Quiero ser tuya, servirte a ti, observarte el resto de mi vida.
Caprichosa eres. ¿No me quieres? No quieres a nadie. En realidad, a ti también te han hecho daño. Es bonito pensarlo, pensar que tienes sentimientos, que puedes ser como yo. Sé que no, y aún así, quiero seguir aquí. Sería duro para mi el irme. Aunque sea la una de la mañana, aunque esté desvariando. Aunque no sea más que una enana soñadora, hoy no quiero irme. No quiero volver a la realidad, no quiero. Por favor, quiero esta tranquilidad, no quiero seguir en mi ajetreada vida. No, la odio. Odio vivir, y le temo a la muerte. ¿Qué hago? Esto no es vivir, no es sentir. Tengo un cuerpo, tengo una mente. Pero no lo siento, no estoy viva. Mi mente envenenada está en otro lugar. Luna, ¿me llevas allí? Sé que es mucho pedir, pero quiero estar completa, y aquí no lo estoy. Quiero luchar, y quiero rendirme. Quiero gritar y que no me pidan explicaciones. Quiero un abrazo cuando llore. Quiero soñar, escribir que es lo mismo. Le quiero a él adornando mi cama, diciendo que me quiere. ¿Es tanto pedir? Supongo que sí. Supongo, que es algo imposible para mi. Siento molestarte, luna. Deseo que sigas siendo observada, si tú lo deseas. Volveré a la rutina, a esta vida que no es vivir, que es existir.
A veces pienso que es mejor no pensar.

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