Desde el séptimo piso.

- Se recomienda leer con esto.-

Adiós. El lo último que pronunciarás. Te acercas al filo y miras hacia abajo. Game over. Te sientas y dejas que tus piernas cuelguen hacia el vacío. El viento alborota tu pelo, cambia de sentido las lágrimas que estás derramando.
Respiras, expiras. ¿Ha acabado todo? Sí, no hay más. Te convences de que has hecho todo lo posible, de que has permanecido firme, pero todo tiene un límite. Piensas en las personas que han salido adelante, con problemas más gordos que los tuyos. Sí, eres débil, pero qué más da. En unos segundos, todo habrá terminado. Todo el dolor habrá desaparecido.
Intentas recordar tu sonrisa, no puedes. Llevas demasiado tiempo sin sonreír de verdad.
Acabas por hundirte más en tu vacío. Todo siempre te ha salido mal, siempre has dado todo por los demás, y nunca has recibido nada.
No vales para nada, o eso crees tú. Todas las promesas que te hicieron, las han roto. Todo se ga vuelto gris, en tu casa solo se escuchan gritos. No hay nadie a tu lado. ¿Esperanza? ¿Qué es eso? Ya no te queda ni una pizca.
Te arrimas más al borde del abismo. Es un séptimo piso, será suficiente. Dicen que cuando mueres, toda tu vida pasa frente a tus ojos, pero no te dará tiempo, lo sabes, por eso has decidido morir así.
Dejas que la última lágrima caiga, respiras una vez más. Es el final, tu vida acaba ahí. Tu sufrimiento ha acabado, todo ese dolor que te oprime el pecho, nunca más estará ahí. Nunca más existirás. Eso es.
Sonríes, aunque más que una sonrisa, es una mueca de dolor. Respiras, susurras un leve "adiós" y te inclinas hacia delante. Ni si quiera te da tiempo a saber que has caído, pero ya está.
Solo queda un cuerpo destrozado, y un alma muerta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario